El día que me besó

Nos encontramos en la manifestación de octubre. Estaba justo detrás de mí, como ángel guardián. Me sedujo. Quizá fue esa mezcla de juventud, altura, fortaleza y piel morena peleando por la justicia. Eran las ocho y media de la noche y seguían llegando contingentes. Desde las cuatro me dediqué a observar y tomar fotos. Hubo un momento en el que casi me conmueven tantas personas enojadas y gritando: "¡basta gobierno autoritario, devuelve el empleo!". Pero debo reconocer que hay algo muerto en mí que ahoga la emoción facilona, que me obliga a dudar, a no creer, a tener presente la fragilidad de las decisiones humanas, la vulnerabilidad de su congruencia, el caldo de cultivo inagotable de sus deseos. De cualquier modo, yo estaba ahí, y me sentí segura, solidaria y fuerte. Y él estaba gritando, marchando y mostrando su descontento. Y por ese simple hecho me sentí su mujer y lo sentí mi hombre. Me tomó de la mano y anduvimos.

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