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Mostrando entradas de 2009

De entre lo poco que aun me causa sorpresa

José María ha aprendido a leer. Lee todo lo que se pone frente a sus ojos. Y tiene una audacia sorprendente para dividir las palabras en sílabas y así determinar su escritura. En su reciente visita leímos Colás el chico y Colás el grande, de una antología de Hans Christian Andersen. Lo leímos antes de dormir y escuchó con atención y me preguntó por qué Colás el chico sólo tenía un caballo, y después por qué Colás el grande siempre quería lo que tenía Colás el chico. Me dijo que nunca había escuchado un cuento tan largo. Al día siguiente, a penas despertó me platicó que ya sabía hacer papel picado, y que podíamos hacerlo ese mismo día. Lamentablemente la agenda de sus papás no lo permitió. En el transcurso del día me hizo otra pregunta capciosa: "Ana, ¿qué es un enemigo?". José María tiene cuatro años y una adicción por las historias que me maravilla, sin menospreciar su gran curiosidad por palabras de gran complejidad (como lo es "enemigo"). Ah

Formas de morir

Hablo tan poco que temo que he comenzado ha inexistir Porque no decir debe sin duda ser una forma de morir como los es no amar y no tener ganas ni de llorar como lo es no coger y no tener ganas ni de.

En busca de...

Busco una señal. En el espejo, en mi cuerpo, en el rostro de las personas que veo. Debe estar en algún sitio, eso es indudable. La señal es un símbolo, y el símbolo encierra el sentido de todo misterio. Sé que puede estar en las líneas de mis manos o en el iris de mis ojos, hasta en la forma de hacer el amor. Quizá los caballos, las alas y las fotografías sean alegoría, símbolo del misterio que me toca develar. Tengo tanto miedo de morir antes, de que el tiempo sea insuficiente para comprenderlo.

Irremediable

Y cómo no me iba a enamorar si puso a mis pies el tiempo, la palabra y las flores...

Bonne appétit!

Vi una nueva película sobre la comida y sus alrededores Julie and Julia , y ahora los alrededores abarcan el potencial de un blog, y una decisión humana que consiste en la simpleza de cumplir una meta, por el simple capricho de cumplirla, y sus recompensas por añadidura. La película aborda una de mis mayores pasiones: la escritura, ligada -aunque en un plano muy secundario-, a otra de mis pasiones: la Fotografía, resulta que la protagonista (Julia, a quien por cierto caracteriza una de mis actrices favoritas Meril Streep) está casada con un diplomático que es fotógrafo. La película fue escrita y dirigida por Nora Ephron a partir de una adaptación de dos bestsellers: “Dominando el Arte de la Cocina Francesa”, de Julia Child y “Julie Y Julia: 365 Días, 524 Recetas, Una diminuta Cocina”, de Julie Powell. No contaré la película, pero en cuanto a técnica quiero decir que la paleta de colores empleada por el fotógrafo Stephen Goldblatt fue genial para dist

Sueño 2

Tengo alas. Alas físicas, pequeñas, pero voladoras. Alas de pollo, luego alas de hada. Una de mis hadas cobra vida. Sus alas revolotean. Le pido a Tafoya que dejé de usar sus armas conmigo.

Sueño 1

Me escondo de alguien. Me escondo en el closet de mis papás como lo hacía cuando era niña. Me escondo de un hombre al que quise, pero ahora no quiero que me encuentre, no quiero verlo ni hablar con él. Entro a un pasaje, que va a dar a un cuarto donde hay muchos retratos, es muy parecido al cuarto de la casa de mis abuelos, donde hay fotografías en todas las paredes, la mayoría son fotos viejas de la familia y de personas que no conozco, pero sé que son mis muertos.

El día que me besó

Nos encontramos en la manifestación de octubre. Estaba justo detrás de mí, como ángel guardián. Me sedujo. Quizá fue esa mezcla de juventud, altura, fortaleza y piel morena peleando por la justicia. Eran las ocho y media de la noche y seguían llegando contingentes. Desde las cuatro me dediqué a observar y tomar fotos. Hubo un momento en el que casi me conmueven tantas personas enojadas y gritando: "¡basta gobierno autoritario, devuelve el empleo!". Pero debo reconocer que hay algo muerto en mí que ahoga la emoción facilona, que me obliga a dudar, a no creer, a tener presente la fragilidad de las decisiones humanas, la vulnerabilidad de su congruencia, el caldo de cultivo inagotable de sus deseos. De cualquier modo, yo estaba ahí, y me sentí segura, solidaria y fuerte. Y él estaba gritando, marchando y mostrando su descontento. Y por ese simple hecho me sentí su mujer y lo sentí mi hombre. Me tomó de la mano y anduvimos.

Batalla matutina

Tomé aire. La guerra debía ser así; masiva, tumultuosa, agobiante. Entré con las armas en alto. Pronto las extremidades volaban por todas partes, brazos y piernas se enredaban en los míos, un codo se enterró en mi esternón, comencé a sudar y una patada en la espinilla me doblegó. Mis cabellos pugnaban por su cuenta enredados con los de mis colegas, y luego hechos maraña y confundidos dejaron de ser la cascada bruna que los poetas loaron en domingo. Entre los manotazos y la pugna cuerpo a cuerpo por unos milímetros de espacio, sólo los necesarios para permitir la expansión de los pulmones, un respiro, condición mínima para la vida, empuñé el bolso y blandí el paraguas. Me correspondía un centímetro más en el mundo comprimido del vagón. En mi piel se embarraron nalgas, rodillas, pechos, narices y alientos. Me colgué de un tubo, y fui chita en la selva naranja. Perdí los anteojos, que luego un alma caritativa me devolvió. Gané pisotones y dos libros desempastados. Se abrieron las puer

La muerte de mi vecino

La fotografía estaba sobre el féretro, y dentro, él yacía. Un cacerola vieja que contenía alimento para perros descansaba a la entrada de la habitación. Había sillas dispuestas lateralmente para los asistentes ausentes. Me senté en una vieja silla de forro sucio y mal equilibrada. A penas ayer me dio lo buenos días. Hoy me miraba desde la plata sobre gelatina, desde el blanco y negro desgastado por los años. No era más, pero ahora me miraba tan profundo, tan joven, guapo y fuerte, quizá más real que antes, más contundente. ¿Quién había sido? ¿Quién era? Unas cuántas flores sofocadas por el calor de las veladoras adornaban la caja larga y gris, como se le veía a él por las calles. No había perro, ni amigos ni plañideras. Los curiosos nos empeñábamos en descifrar algo que irremediablemente nos atrae cuando los muros se derriban y los vigías se esfuman, pero él aún estaba ahí, en sus sillones desvencijados, en las cubetas vacías y la mesa con algunas mor

Rubrica final

Y despegó la pluma del papel... Ahora todas las horas del día le pertenecían, se acumulaban una detrás de otra sin cansancio. Tictactictactictac... Si tan sólo tuviera un poco de ganas... Podría inventarse como mejor le pareciera. Podría ser un perezoso, entregarse al sueño, dormir, y después dormir, y volver a dormir, y entonces vivir decenas de películas en sus sueños. Quizá luego le vendría la voluntad de escribirlas, quizá luego alguien las leería y se interesaría en regalar la historia a algún productor. Y un día miércoles, porque ahora tendría tiempo para ir al cine, a la matiné, vería proyectado su sueño, gigantesco, más allá de sí mismo, de su silencio y su anodino tiempo. Quizá entonces habría valido la pena tanta desazón acumulada en la firma de su jubilación.

Alazanes

Estaba soñando con caballos cuando sonó el teléfono, eran las tres de la mañana. Soñolienta y molesta por la grosera interrupción de uno de mis sueños preferidos, contesté. Antonio necesitaba hablar con alguien congruente, asirse a alguien fuerte ante la desilusión de sus amigos, esos con los que se había ido de parranda esa madrugada, con los que se iba cada ocho días o cada tres. Entonces comencé a buscar piernas, brazos, cabeza y cada partícula de lo que solía ser. Juró que intenté armarme con destreza. En vano tantos ensayos con rompecabezas. Antonio desesperado gritó: "No me entiendes, no me entiendes". Colgó. No lo entiendo. No me interesa entenderlo. ¿Será que al colocarme la cabeza el pensamiento se desajustó? Sonó el teléfono. "Perdóname". "Te perdono". "Ya no te voy a buscar. Adiós". "Adiós". Noche de perdidas. No logré recuperar los caballos.

En extinción

Inevitablemente me extingo me lo recuerdan las agendas garabateadas con los días idos las delatoras canas primeras el punzar en las rodillas al andar pendientes la grosera e impúdica adolescencia de quienes arrullé la comprensión de la incongruencia este enojo como vicio y la imprudente muerte de mis amigos

Voladores de Papantla

Hola a todos, les comparto un reportaje sobre la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla, recién inscrita como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO http://cuartoscuro.com.mx/2009/10/voladores-de-papantla-patrimonio-intangible-de-la-humanidad/

Desierto

Dicen los que saben que no es el vacío sino peor habita lo habitado y contiene lo contenido Es extenso como culebra endémica peste vorágine agudo dolor primigenio hirviente sonido hambre lastímera insufrible delirio laberinto de recuerdos demencial secreto arenal de deseos Espino en lo ojos llaga en los labios sangrante oasis para necios entristecidos Sepultura y descanso horror y seducción claridad y misterio cuna y ferétro anhelo inaplazable de amorosos deshauciados

Desayuno

Un vaso de leche a medio llenar por la mañana es muestra de que vivo no lo es el sol que no entra por estas ventanas inútiles, tampoco el calendario con sus números secuenciales sólo este vaso que libera un río blanco y frío, y llena la orfandad de mi grito con una cascada de versos puros sólo su transcurrir que a tragos me cuenta de la luna y sus secretos y que ya más quedo como no queriendo me confiesa: "sigues vivo"

Condena

Arrojadas al bosque de las iras se retuercen almas acuchilladas por odios, ramajes que son muñones de secos troncos Desiertos árboles de verdes fúlgidos propinan grises reflejos Una cascada de ciénagas surca prontos esqueletos nauseabunda arteria sosteniendo el aliento Con saña, tentáculos arrebatan sumisas esposas aferradas a ramos de pútridas rosas Sólo rara vez una voz contraria el lamento culposo: la que precede el vértigo, la del fúnebre silencio

Rabia

Pestilente sinfonía de ladridos excita el llanto muerde el nocturnal del entristecido Silueta de rabia una jiba , deformidad en un costal a la espalda, el colmillo Ramo de vísceras en un jarrón testigo mudo tomando el fresco a la luz lunar …Y el perro... dormido

Aleteos

Hay ángeles impíos. Llegan, aletean alrededor besan y se esfuman Y uno se queda pensando si fue ilusión, delirio o fiebre de influenza, o si sólo era el triste deseo de sentirse querido Sólo queda, como cada veintiocho días mirar la naciente luna a la espera de pillarle en algún descuido, bien para reprender el furtivo beso bien para agradecerle el atrevimiento A fin de cuentas qué es nuestro tiempo, sino voraz fuga

Viento

De la punta de tus dedos se despeñaban las caricias con las que arrullabas el sueño de las mujeres solas en la tardes de abril Y era tan fino el tejido que hilaba su existencia que al partir, iban cobijadas por mantos finísimos bordados con hilo-tacto Las jacarandas tendían alfombras violetas a su paso sobre las que caían evocaciones insistentes del escultor tallando hombros, largos muslos, pies grandes Te sabías autor de su goce, vestías el orgullo de manta blanquísima, para despistar al contrincante Discreto, aguardabas la tarde siguiente en que desnudas amorfas y tristes suplicaran un roce.

Tarde de domingo

…como caerse brutalmente y joderse la nariz, la boca y la frente, y admitir la forzada misericordia, que a otros los hará sentirse menos culpables , y a uno más torpe, anciano y solo …como vivir eternamente bajo cielos plomizos ...como andar descalzos sobre suelos helados sin perdón de ningún dios … como saberse viejo y feo, y tener que levantarse para decir “buen día” ... como quedarse sin ganas sin hambre, sin necesidad de coger ... como muñón de árbol, como calvicie …como haber perdido la memoria sin remordimiento y aceptar que el amor no es cierto y sí la contradicción …como la caída de dientes en una pesadilla, o la materia que entre las manos se reblandece irremediable …como ser millonario y haber apostado a una carta desafortunada …como no haber parido hijos, ni escrito libros, ni fundado empresas …como no haberse enamorado hasta vomitarse de dolor o suicidar a las palabras de razón …como haberse tragado puñados de arena sin menguar la aridez de las dunas desiertas …como per

Haz

En algún lugar y tiempo que desconozco un haz diminuto recorta los cuerpos enganchados en la oscuridad de una habitación anónima Un río de sudor es el inicio de una delta que no imagina la separación de un futuro triangular dispersado en el infinito azul del mar Los labios urgentes horadan la piel en busca de la entretela epidérmica que sacie la necesidad de improrrogables apetencias Volátiles caricias se deslizan en piramidales pechos, pendientes circulares de muslos perfectos, rincones donde habitan oscuros secretos. Cada aleteo manual, contiene el tiempo la caricia musical es una obertura para eróticos violines y descarados chelos La marea de piel por momentos se enfurece, se vacía en un fortissimo delirio arenal El deshago consume el haz en un epílogo gutural del instante contenido en la fugacidad luminosa del orgasmo.