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Mostrando entradas de abril, 2009

Viento

De la punta de tus dedos se despeñaban las caricias con las que arrullabas el sueño de las mujeres solas en la tardes de abril Y era tan fino el tejido que hilaba su existencia que al partir, iban cobijadas por mantos finísimos bordados con hilo-tacto Las jacarandas tendían alfombras violetas a su paso sobre las que caían evocaciones insistentes del escultor tallando hombros, largos muslos, pies grandes Te sabías autor de su goce, vestías el orgullo de manta blanquísima, para despistar al contrincante Discreto, aguardabas la tarde siguiente en que desnudas amorfas y tristes suplicaran un roce.