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Mostrando entradas de octubre, 2009

Sueño 1

Me escondo de alguien. Me escondo en el closet de mis papás como lo hacía cuando era niña. Me escondo de un hombre al que quise, pero ahora no quiero que me encuentre, no quiero verlo ni hablar con él. Entro a un pasaje, que va a dar a un cuarto donde hay muchos retratos, es muy parecido al cuarto de la casa de mis abuelos, donde hay fotografías en todas las paredes, la mayoría son fotos viejas de la familia y de personas que no conozco, pero sé que son mis muertos.

El día que me besó

Nos encontramos en la manifestación de octubre. Estaba justo detrás de mí, como ángel guardián. Me sedujo. Quizá fue esa mezcla de juventud, altura, fortaleza y piel morena peleando por la justicia. Eran las ocho y media de la noche y seguían llegando contingentes. Desde las cuatro me dediqué a observar y tomar fotos. Hubo un momento en el que casi me conmueven tantas personas enojadas y gritando: "¡basta gobierno autoritario, devuelve el empleo!". Pero debo reconocer que hay algo muerto en mí que ahoga la emoción facilona, que me obliga a dudar, a no creer, a tener presente la fragilidad de las decisiones humanas, la vulnerabilidad de su congruencia, el caldo de cultivo inagotable de sus deseos. De cualquier modo, yo estaba ahí, y me sentí segura, solidaria y fuerte. Y él estaba gritando, marchando y mostrando su descontento. Y por ese simple hecho me sentí su mujer y lo sentí mi hombre. Me tomó de la mano y anduvimos.

Batalla matutina

Tomé aire. La guerra debía ser así; masiva, tumultuosa, agobiante. Entré con las armas en alto. Pronto las extremidades volaban por todas partes, brazos y piernas se enredaban en los míos, un codo se enterró en mi esternón, comencé a sudar y una patada en la espinilla me doblegó. Mis cabellos pugnaban por su cuenta enredados con los de mis colegas, y luego hechos maraña y confundidos dejaron de ser la cascada bruna que los poetas loaron en domingo. Entre los manotazos y la pugna cuerpo a cuerpo por unos milímetros de espacio, sólo los necesarios para permitir la expansión de los pulmones, un respiro, condición mínima para la vida, empuñé el bolso y blandí el paraguas. Me correspondía un centímetro más en el mundo comprimido del vagón. En mi piel se embarraron nalgas, rodillas, pechos, narices y alientos. Me colgué de un tubo, y fui chita en la selva naranja. Perdí los anteojos, que luego un alma caritativa me devolvió. Gané pisotones y dos libros desempastados. Se abrieron las puer

La muerte de mi vecino

La fotografía estaba sobre el féretro, y dentro, él yacía. Un cacerola vieja que contenía alimento para perros descansaba a la entrada de la habitación. Había sillas dispuestas lateralmente para los asistentes ausentes. Me senté en una vieja silla de forro sucio y mal equilibrada. A penas ayer me dio lo buenos días. Hoy me miraba desde la plata sobre gelatina, desde el blanco y negro desgastado por los años. No era más, pero ahora me miraba tan profundo, tan joven, guapo y fuerte, quizá más real que antes, más contundente. ¿Quién había sido? ¿Quién era? Unas cuántas flores sofocadas por el calor de las veladoras adornaban la caja larga y gris, como se le veía a él por las calles. No había perro, ni amigos ni plañideras. Los curiosos nos empeñábamos en descifrar algo que irremediablemente nos atrae cuando los muros se derriban y los vigías se esfuman, pero él aún estaba ahí, en sus sillones desvencijados, en las cubetas vacías y la mesa con algunas mor

Rubrica final

Y despegó la pluma del papel... Ahora todas las horas del día le pertenecían, se acumulaban una detrás de otra sin cansancio. Tictactictactictac... Si tan sólo tuviera un poco de ganas... Podría inventarse como mejor le pareciera. Podría ser un perezoso, entregarse al sueño, dormir, y después dormir, y volver a dormir, y entonces vivir decenas de películas en sus sueños. Quizá luego le vendría la voluntad de escribirlas, quizá luego alguien las leería y se interesaría en regalar la historia a algún productor. Y un día miércoles, porque ahora tendría tiempo para ir al cine, a la matiné, vería proyectado su sueño, gigantesco, más allá de sí mismo, de su silencio y su anodino tiempo. Quizá entonces habría valido la pena tanta desazón acumulada en la firma de su jubilación.

Alazanes

Estaba soñando con caballos cuando sonó el teléfono, eran las tres de la mañana. Soñolienta y molesta por la grosera interrupción de uno de mis sueños preferidos, contesté. Antonio necesitaba hablar con alguien congruente, asirse a alguien fuerte ante la desilusión de sus amigos, esos con los que se había ido de parranda esa madrugada, con los que se iba cada ocho días o cada tres. Entonces comencé a buscar piernas, brazos, cabeza y cada partícula de lo que solía ser. Juró que intenté armarme con destreza. En vano tantos ensayos con rompecabezas. Antonio desesperado gritó: "No me entiendes, no me entiendes". Colgó. No lo entiendo. No me interesa entenderlo. ¿Será que al colocarme la cabeza el pensamiento se desajustó? Sonó el teléfono. "Perdóname". "Te perdono". "Ya no te voy a buscar. Adiós". "Adiós". Noche de perdidas. No logré recuperar los caballos.

En extinción

Inevitablemente me extingo me lo recuerdan las agendas garabateadas con los días idos las delatoras canas primeras el punzar en las rodillas al andar pendientes la grosera e impúdica adolescencia de quienes arrullé la comprensión de la incongruencia este enojo como vicio y la imprudente muerte de mis amigos

Voladores de Papantla

Hola a todos, les comparto un reportaje sobre la ceremonia ritual de los Voladores de Papantla, recién inscrita como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ante la UNESCO http://cuartoscuro.com.mx/2009/10/voladores-de-papantla-patrimonio-intangible-de-la-humanidad/

Desierto

Dicen los que saben que no es el vacío sino peor habita lo habitado y contiene lo contenido Es extenso como culebra endémica peste vorágine agudo dolor primigenio hirviente sonido hambre lastímera insufrible delirio laberinto de recuerdos demencial secreto arenal de deseos Espino en lo ojos llaga en los labios sangrante oasis para necios entristecidos Sepultura y descanso horror y seducción claridad y misterio cuna y ferétro anhelo inaplazable de amorosos deshauciados