Llanto triunfal

Estar contenida
por la piel, por el vaso,
por la tierra caucásica
que comprime en lava
el hirviente fuego de la palabra
que digo

Construir mi nombre
con la muerte de los míos
Sobre el sarcófago
inscribo las letras de la tristeza
que decido
ser

Teóricos, no se confundan
yo no lloro en los rincones
y a escondidas
Lloro a berridos
arrancados con la piel del minuto
desertor

Mi queja no es lamento
es canto
Mi llanto no es tormento
ni espanto

No me duelen las lágrimas,
me carcome la extensión
máxima de mis brazos
asidos a la mentira
de periplos no creídos
ni por el más alfeñique
de lo insectos

La lengua de los dioses
lame la espalda
tullida de la orfandad
en que se mecen los días
del abandono

Ni la pueril lástima
de la divinidad
consuela el deseo perdido
en un almanaque
pútrido, merced del
ácaro y el polvo

¿Dónde se pone el vacío?

Que lo contenga
una sima
la sequedad de una laguna

el cielo y una nube blanca
el rayo y el rugido
del poema
doblegando mi garganta.

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