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Mostrando entradas de febrero, 2010

Día 20 del 2

Siempre me sorprenderá su sabiduría. Rosa me explicó que los pollitos siguen a las güajolotas y no a las gallinas porque fueron aquéllas las que los empollaron y no éstas. Hay algunas gallinas que aunque culecas abandonan los huevos que acaban de poner, entonces Rosa los toma y los pone en el nido de la güajolota y ésta se echa sin ningún problema. Claro que para que la operación sea exitosa el cambio de huevo de nido a nido debe realizarse en un plazo de ocho días una vez que la gallina ha puesto el huevo, si no, ni dios padre podrá hacer nada. Lo más maravilloso es que una vez descascarados, los pollitos adoptan a la güajolota como madre y la siguen para donde quiera que vaya. Y ésta hace lo propio con los pollitos. Así es como, sin ningún trauma, una güajolota tiene por hijos a pollitos y no a güajolotitos, mejor llamados en esta región de Michoacán, cunes. Rosa prometió que si regreso pronto matará a una de esas desalmadas gallinas

Día 21 del 2

Sacaron las borregas por la parte trasera del corral. Derribaron los adobes, luego ataron los hocicos de cada una con tela adhesiva, y las condujeron por unos doscientos metros, hasta la camioneta que se las llevó vaya a saber dios dónde. Mi tía Domitila no deja de llorar por la pérdida de los animalitos. ¡Pobres! Recién trasquilados, buenos para barbacoa pero más buenos para matar el tiempo de cada día pastoreándolos. Cuenta todo hasta tres veces, mientras parte una lima gigante, que para mi información, explica que se llama sidra, y que tiene un sabor parecido a la lima. Ahí en su mundo, la cuidan una bugambillia, dos árboles de aguacate, muchos de lima y sidra, gallinas negras y copetonas, un río humilde y una peña que se alza vanidosa en medio de nopales y numerosos huisaches. Mientras vuelve a contar la historia del asalto de borregas, las gallinas cacarean, y Elena y yo aprovechamos para buscar los huevos que han puesto, y ganarle al capulín, el perro de

Eros

Durante todo el año espero la Noche Buena tú te sientas en un extremo de la larga mesa yo en el opuesto Se interponen platillos exquisitos, candeleros, copas y una inoperante vajilla Pese al camino de obstáculos ya las miradas descansan una sobre otra Pido la sal, y ya me has quitado el abrigo Solicito el pan y tu mano baja sigilosa mi vestido Bebes sin que tus ojos se aparten de mi boca El barullo no interrumpe el silencio con el que gritas ¡eres mía, soy tuyo! Y mientras partes la carne, beso tu cuello y al tiempo que comemos, ambos lo sabemos ya nos pertenecemos Ruego porque tu mano tibia no se aparte de mi cintura porque sigas bebiendo largos tragos de mi pezón urgente de tu boca porque pueda con el rabillo del ojo seguir acariciando tu sexo hirviente, ansioso, suplicante como un desierto ante la insensata belleza de una nube lisonjera Desinhibidos por efecto de la fantasía qué es tu cuerpo pegado al mío, sino manifestación divina cosmos de lunares, símbolos de celeste