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Mostrando entradas de noviembre, 2008

Abrazo de sol

Traspasa la ventana íntima el amanecer bermellón de cálidos augurios Ni una sola cosa hallaría forma si su contorno no fuera escrito con el haz de la piedra delirante Nada sería de los turgentes muslos de la amante satisfecha ni de la rigidez de un miembro en guardia dispuesto a cebarse con su presa Magnánima y clemente con los torpes otorga a cada uno vidas nuevas 365 días al año Al ingenuo rayo le concede el instante y pare las sombras que acompañan a los solitarios hombres a soberbios edificios a despeinados árboles Qué inútiles los ojos si no alumbrarán sus brazos la desdicha de la tierra y la dicha del poema

Llanto triunfal

Estar contenida por la piel, por el vaso, por la tierra caucásica que comprime en lava el hirviente fuego de la palabra que digo Construir mi nombre con la muerte de los míos Sobre el sarcófago inscribo las letras de la tristeza que decido ser Teóricos, no se confundan yo no lloro en los rincones y a escondidas Lloro a berridos arrancados con la piel del minuto desertor Mi queja no es lamento es canto Mi llanto no es tormento ni espanto No me duelen las lágrimas, me carcome la extensión máxima de mis brazos asidos a la mentira de periplos no creídos ni por el más alfeñique de lo insectos La lengua de los dioses lame la espalda tullida de la orfandad en que se mecen los días del abandono Ni la pueril lástima de la divinidad consuela el deseo perdido en un almanaque pútrido, merced del ácaro y el polvo ¿Dónde se pone el vacío? Que lo contenga una sima la sequedad de una laguna el cielo y una nube blanca el rayo y el rugido del poema doblegando mi garganta.